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lunes, 7 de junio de 2010

Cuando el camino es el único destino

Rodando entre Purmamarca y Susques, ascendiendo y descendiendo por la Cuesta de Lipán, cortando la blancura de Salinas Grandes con mirada no tan pura, sorbiendo los colores de las montañas a más no poder... me dí cuenta que el destino es una excusa para andar. Que sabio es el camino, sin decirnos nada cuanto no da.

El colectivo de los miércoles

Ni bien llegada a Purmamarca me entero que el colectivo que va a Susques pasa justo ese día. Sin pensarlo demasiado (lo hace solo dos veces por semana) vuelvo rápidamente al hostal y levanto campamento. No acabo de pisar tierra y a embarcarme de nuevo.
No sé bien por que, pero quería ir a Susques. Una amiga me habló de este sitio marrón, la iglesia que ví en el diario de un viajero y el hecho de encontrarse tan apartado de la ruta más turística fueron los detonantes. Suficiente.

La Cuesta de Lipán

Cuando nos alejamos de los colores, los marrones empiezan a copar el paisaje, las montañas son imponentes, algunas formas surreales, piedras castillos, cactus colosales, precipicios agudos.
Empezamos a ascender en una ruta vertiginosa. Trepamos la montaña, poco a poco se van viendo los vehículos que vienen atrás, allá abajo. Las curvas son cerradísimas y al observarlas muy concentrada desde la ventanilla, me quedo sin respiración. Pero las vistas me dejan sin palabras (si tuviera con quien hablar) y junto con la adrenalina del camino, estoy casi en estado de trance. Me gustaría tener dos cabezas para mirar a ambos lados de la ruta.
Y al fín llegamos a la cima de la cuesta, como un gran mirador se ve el camino que dejamos allá, un gran dibujo con muchas curvas, un zig zag impreso en los marrones de las montañas.

La Tortuga


Otra amiga me mencionó a La Tortuga, mejor dicho a la piedra con forma de tortuga (la misma que me contó del Ombligo de la Quebrada que nunca pude ver).
Sabía que se encontraba al final de la Cuesta de Lipán y antes de Salinas Grandes, así que me esforcé por divisar toda piedra grande en la lejanía y otorgarle formas de lo que sea.
Cuando me doy cuenta que pasamos la Tan Famosa Tortuga, ya es tarde para sacarle la foto !!!!! (en que me habré distraído???) ella muestra la particular forma sólo por unos instantes, así que cuando quise tomarla sólo era una piedra (con forma de piedra).
A la vuelta estaré más atenta y lo lograré !!!

Salinas Grandes

No puedo negar que los salares y desiertos me fascinan. Entrar en esa condición de sueño del paisaje es demasiado tentador. Esta vez voy a mirarlas desde la ruta, ya que si quiero ir a Susques, debo volver en excursión a las Salinas desde Purmamarca, y no tengo ganas de repetir el camino durante dos días.
La blanca extensión se me presenta como un fulgor inevitable y sospecho que estamos hiriendo su pureza con nuestras miradas.
Presiento que es el silencio perfecto. No se necesitan palabras y si las hubiera, no se atreverían.

Susques

Este pueblito recio y tierno, marrón de siglos de tierra, era mi destino y sin duda lo fue.
Me encontré con su Iglesia, infantil, hermosa, llena de amor y fé. De flores, de santos, frescos y penumbras. Hablé con su gente sencilla y parca, curtidos por la dureza de la puna, pero gente de su tierra al fín.
Al final el camino también fue destino (hagánlo !!!) y el destino fue camino.. en fín, a veces las cosas no son como decimos o nos dicen o creemos (y a veces sí).

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