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domingo, 23 de mayo de 2010

LA BELLEZA NO ES FÁCIL

Mi sueño

Desde que tengo noción sueño con llegar a Machu Picchu, pero no de cualquier forma. Me imagino llegando desde las montañas, caminando, ascendiendo, descendiendo, entre la selva, la profusión de verdes y hojas enormes, esa humedad que le dá a las cosas la pátina de un sueño. Machu Picchu es como una aparición fantástica ante mi mirada. En el sueño, sé que voy hacia ese lugar, pero sin embargo, quiero la sorpresa de la visión que se impone mágicamente. En el sueño, nunca ví un tren o un colectivo. Debe ser porque siempre valoramos más lo que nos cuesta su buen esfuerzo, lo que no se nos regala.

Plan

La idea original y planeada por mucho tiempo,era hacer el camino alternativo de Santa Teresa, que consistía en partir de Cusco hacia el pueblo de Santa María, luego a Santa Teresa y desde ahí tres horas de caminata por las vías del tren hasta Aguascalientes... Y a dos pasos de Machu Picchu!!!! Este plan era el que mejor se adaptaba a mi sueño y a mi bolsillo. Manos a la obra: preparar la mochila, comprar algunos víveres, encontrarme con Quique (el también quería hacer ese camino y nos encontramos por ese motivo), taxi hasta la Terminal de Paso de Santiago, boleto para las 19 30, Empresa Ampay y hacia Machu Picchu!!! Todo sobre rieles: el plan ya está en marcha.

Pero en marzo todavía estamos en época de lluvias y para nuestra sorpresa el colectivo se detuvo a las 11 30 de la noche cuando estábamos a dos horas de nuestro primer destino. Nadie entendía nada, medios dormidos, nos dijeron que un derrume habia bloqueado la ruta. Cerraron la puerta del colectivo y no nos quedó otro remedio que dormir. Cuando amaneció, abrieron la puerta, salí, y pude ver que una montaña de piedras y tierra se había adueñado de toda la ruta. Encima era domingo, un día complicado para que los obreros de vialidad se pusieran a trabajar. Enseguida aparecieron y comenzó la tarea, pero a las horas no se veía ningún avance, seguían cayendo piedras y se había armado un embotellamiento digno de una película. Al
mediodía dejaron de trabajar, el pronóstico era otra noche durmiendo en el colectivo, encima del caos de vehículos, empezaba a llover...

Un montón de piedras obstruían el camino hacia mi sueño...

Le dije a Quique agarremos las mochilas y vamos hacia atrás a ver si algún coche nos levanta... así lo hicimos... los autos maniobraban, se escuchaban muchos bocinazos, desesperados querían escapar... los que estaban más atrás no sospechaban lo difícil de la situación, tranquilamente jugaban al fútbol y un grupo de chicas se habían armado la carpita. Luego de esperar un rato nos levanta un taxi, con una pareja y su hijo... que bueno!! al fin salimos de esa!! Nos dejan en Ollantaytambo... desde ahí sale el tren hacia Aguascalientes... pero yo no quería pensar en la posibilidad del tren, mi plan era tan diferente!!! Pero lo pienso un rato... mi objetivo primero es llegar a Macchu y esta es ahora la única opción... A tomar ese tren entonces!!! Machu Picchu se estaba haciendo el difícil...

La belleza no es fácil

La belleza no es fácil. Construir belleza. Llegar a la belleza. Percibir belleza. En mi sueño no era fácil, en la realidad tampoco me estaba siendo fácil. A mi entender la belleza se consigue con sabiduría, creatividad y mucha pasión y ninguna de estas tres son gratuitas. Quienes construyeron Machu Picchu sabían que estaban haciendo belleza, la hay en cada piedra, en cada junta, en cada perspectiva, en el entorno colosal y profuso. En ese microcosmos perfecto que forman la arquitectura, la montaña, la selva y el cielo. Estos hombres morenos y obstinados hacían belleza y no querían facilitar su acceso, sabían que semejante aparición era un regalo sólo para ojos tenaces

Y preparon un mirador para la contemplación de ese espéctaculo desde las alturas: El Huayna Picchu, una escalera tallada en una enorme montaña. Su ascenso es dificultoso, entre 2 30 y 3 horas lleva subir y bajar de él. Los que suben jadean, los que bajan jadean... pero nadie quiere perderse esta vista maravillosa.

Las fotos no alcanzan

En Macchu Picchu y con mi cámara en mano, me dí cuenta de que las fotos no sirven, las palabras no alcanzan... como explicar lo que se siente al entrar en contacto con esta maravilla hecha por los hombres. Lo que yo ví y sentí en ese momento no puede salir en ninguna foto: Sentí la fuerza milenaria de los hombres que la levantaron, en cada montaña, en cada piedra. Me sentí chiquita y enorme al mismo tiempo. Me ví observando ese conjunto ideal y al mismo tiempo formando parte de él. Sentí que la fobia a las alturas desaparecía porque esas alturas me sostenían. Sentí que estaba en el medio de mi sueño pero con los ojos bien abiertos Sentí que la belleza no es fácil, pero cuando llegás a ella y lográs percibirla en toda su magnitud, ella te agarra, te absorve y te hace formar parte de ella.

Efectos de Macchu Pichu

He escuchado a mucha gente decir que el lugar no es tan impresionante como parece, que no es tan increíble... Otros que han sentido una profunda emoción y deseos de llorar. Que el agotamiento desapareció por completo al contemplar algo tan maravilloso. Y es que yo creo que la belleza no es fácil y no se deja percibir así nomás, hace falta un abandono, un renunciamiento del ego, de la persona como centro. Para llegar a ella es necesario fundirse, entrar en comunión con ella.

Lo sublime de la belleza

Y al pensar en Machu, recordé algo que habíamos visto en la facultad... este lugar no es pintoresco, no es lindo, es algo más... algo que excede la razón, un sentimiento complejo mezcla de admiración, respeto, miedo por algo que desborda nuestra comprensión. Algo divino y un poco monstruoso al mismo tiempo. Como una obra de los dioses construída por hombres divinos; Machu Picchu guarda su belleza en el medio de la montaña, pero no la regala; sabe que sólo algunos se abandonarán de tal forma que conseguirán formar parte de ella.

La vuelta

Después de dos días supusimos que lo del derrumbe ya se había solucionado y conQuique nos mandamos por la ruta alternativa. Nos levantamos temprano, desayunamos en el mercado de Aguascalientes y como llovía torrencialmente, hicimos un poco de tiempo. Cuando aflojó, emprendimos el camino por las vías, total teníamos nuestras capas para cubrirnos. Seguimos el trazado por el lado contrario por el que habíamos llegado de Ollantaytambo. Un camino hermoso, con una humedad que se apoderaba de todo, hojas grandes y un río que corría por el costado. Muy pintoresco, pero con su corriente ensordecedora, nos dificultaba escuchar la sirena del tren; y dos veces tuvimos casi que tirarnos para el costado porque la locomotora se venía encima. En el trayecto nos cruzamos con un grupo de vascos, un barcelonés y un alemán a los que yo les había explicado el camino alternativo. Reveses de la vida ellos lo estaban haciendo y yo no había podido. El recorrido fué muy lindo, salvo por un pequeño
accidente; Quique metió la pierna en un pozo bajo los durmientes y se golpeó muy fuerte la rodilla. El viaje de 2 30 horas se alargó más de lo previsto. En unos puestos cerca de la Estación Hidroeléctrica tomamos unos mates de coca, para recuperar energía y buscamos un taxi que nos llevara al pueblo Santa Teresa. Ahí, mientras esperábamos saliera la comby para Santa María, Quique se hizo ver la pierna. Hicimos el viaje a Cuzco, en otra comby en Santa María. El conductor, se empecinó en enseñarle quechua a un chileno que iba a su lado, así todo el trayecto. Me quedaron algunas palabras. Esta fué mi aventura en Machu Picchu. Se hizo desear. La belleza no es fácil. Pero vale la pena el esfuerzo.

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