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martes, 18 de mayo de 2010

RÁPIDO, LAS PIEDRAS ME LLAMAN!!!


Viaje Relámpago


Desde Santa Cruz de la Sierra sentí el llamado. El grito había llegado hasta el chaco boliviano. Fue un viaje urgente, casi sin paradas.

Desde Santa Cruz a La Paz, donde no quise quedarme. Me asustó esa enorme metrópoli, me pareció inmensa, inmanejable, un hormiguero, una colmena, rara sensación. De la Terminal me fui a la zona el cementerio, donde salen los buses a Copacabana. Hice noche ahí. Hotel Sonia, a 3 cuadras de la Catedral.

Entré en contacto con la magia del Titicaca, hubiera querido quedarme, pero el clima estaba lluvioso. No quería quedarme con una imagen de las islas pasadas por agua. Al otro día salí para Puno.

Desde la combi pude ver al grupo de amigos rosarinos que había conocido en Sucre, con Lucía a la cabeza. Me acostumbré a ese tipo de encuentros extraños y causales durante el resto del viaje.

Al pasar la frontera decidí no quedarme en Puno, sino seguir directo hasta Cusco, previo pago de la diferencia. En el micro viajaban tres amigas de Buenos Aires con su mate a cuestas, así que pude sentirme más cerca de mis pagos.

Estaba a un paso de Cusco!!!!!!!! Sentía desde hace mucho tiempo el llamado de sus piedras, las de la ciudad del centro del mundo inca, ni más ni menos. Llegaba a Cusco cerca de la una de la mañana, sola, me sentía ansiosa. En la libreta llevaba direcciones de hoteles que me habían pasado. Elegiría una de ellas y hacia allí iría.

En el centro del mundo

Bajé en la Terminal medio dormida ese 14 de marzo, y en ese momento pensé en seguir a las chicas, pero apareció un muchacho con tarjeta de un hotel cuyo nombre no recuerdo y un taxi disponible. No debería haber hecho eso pero confié en su cara y lo seguí. Las chicas ya estaban subiendo a otro taxi. Muy tarde. Cuando entré en la habitación me dio un poco de opresión o depresión jajajajaja, el hotel no era muy bueno... Para pasar la noche y listo, dije. Hizo mucho frío.


Al otro día me levanté y despacito y casi en puntas de pie abrí la puerta y bajé por las escaleras. Abajo me esperaban Wilfredo y su mujer con un desayuno enorme, mundial, todo para mi sola: panes grandes y frescos, jugo, café con leche, revuelto de huevo, manteca, mermelada y fruta. Miré alrededor, no había más nadie, jajajaj y me puse a comer entonces con un poco de vergüenza por la cantidad.

Wilfredo me ofreció el City Tour para hacer ese día por 30 soles. Quedé en confirmarle más tarde, iba a recorrer un poco y a buscar otro hotel (no quería pasar otra noche ahí a pesar de la simpatía de sus dueños).
Así llegué al Pirwa, como yo quería dormitorios muuuy económicos me mandaron al de la Plaza San Francisco a 21 soles la noche con desayuno, Internet, tele gigante, muchos huéspedes. El panorama era un poco más alentador. Además debía encontrarme con Quique de Buenos Aires para hacer el camino alternativo a Machu y él había reservado en ese. Dos pájaros de un tiro.

Piedras de buena vibra y un peruano pero turista


Desde el Pirwa debía volver por la mochila y avisarle a Wilfredo que no tomaría el City Tour. En una de las tantas agencias de turismo de Plaza de Armas me lo habían ofrecido por sólo 10 soles!!!!! Tanto para hacer este como El Valle Sagrado es necesario comprar el boleto turístico que sale 75 soles.


Caminando y caminando por esas callecitas estrechas, escuchando esas piedras que hablan y gritan tantos siglos de historia, de pasión, de trabajo, de sangre. Que guardan en su interior tanta vibra, energía de la buena, que atrapa, encanta, hipnotiza al caminante, al ingenuo paseante, que no sabe demasiado bien por donde pisa. Mirando el mapa un poco, pero dejándome llevar, perdiéndome algo.

En una estrecha callecita un hombre señala algo, se sonríe, habla, casi actúa. Traje claro, morocho, muy elegante. "Estamos ante algo" dije. El hombre me reconoce, siente que lo he adivinado y comienza a hablarme: " ésta es la piedra de los 12 ángulos, maravilla de la ingeniería inca, estos antepasados originarios, cada ángulo representa a una de las casas reales y bla bla bla." Maravillado habla y habla de la piedra. En un momento me dice: "soy peruano pero soy turista, ehh?" Tal vez para diferenciarse pero también tratando de acercarse y mostrarme que estábamos en igualdad de condiciones. Me causó mucha gracia esa salida suya. Si encontré la piedra de esta forma, en Cusco todo debe ser sorpresivo, mágico, habrá que entregarse al azar, pensé.

City tour, Enzo y Benjamín


Le pagué a Wilfredo, retiré mi mochila, la deposité en el Pirwa y me fui a la Plaza a esperar por el City tour, este se hace todos los días a la 1 del mediodía y termina a las 7 aprox. Mientras me comía una empanadas noté que se venía la lluvia.

Al llegar al colectivo, rompió con todo. Estaban vendiendo capas de plástico y me compré una naranja, mi color favorito. Ya sentada, con mayoría de extranjeros, pasa un chico que luego vuelve y se sienta a mi lado. "Me siento acá porque todos son extranjeros y creo que les molesto". Argentino, ¿Cómo sabía que yo era compatriota si no había escuchado mi voz? Misterio. Enzo sería mi acompañante durante el recorrido y Benjamín nuestro guía.

Comenzamos en el Corikancha: mucha gente, guías, desorden, malestar por la lluvia, piedras incas, láminas de oro, la piedra más pequeña, paredes con orificios para el oro, cuadros de santos cristianos mascando coca. Maravilloso todo. Yo estaba fascinada con el guía Benjamín, cuestión es que le sacaba más fotos a él que al templo, jajajaja. Me parecía una mezcla increíble entre un inca original y un dandy moderno con sus jeans ajustados, botas tejanas, campera de cuero y paraguas como bastón. Todo un personaje. I love Benjamín!!!! Jajajajaa

Enzo era otro personaje, muy actor él, quería que le sacara fotos todo el tiempo,
ensayaba poses difrentes y realmente tenía pasta. Emocionado me agradecía las "buenas fotos" que yo le sacaba. Fuimos después a Sacsayhuamán, imponente, con esas piedras colosales, la vista de Cuzco a lo lejos y la llovizna cayendo perpetua.

Luego, Qenqo, Pukapukara y Tambomachay y leyendas ancestrales, Cusco el cuerpo del puma y Sacsayhuamán su cabeza, tumbas de reyes, el agua de la eterna juventud, el puma tallado en piedra. Se iba haciendo la noche. Y acá en Perú oscurece demasiado temprano.

Enzo me reprochaba que me sacara pocas fotos y yo con mi capa para la lluvia color naranja me sentía la naranja mecánica, un extraterrestre, que se yo... bien lejos de los flashes!!! Al final me animé y le pedí una con "my Benjamín" jajajaajaj.

Luego del City nos encontramos con Enzo para comer. Lo hicimos en uno de los tantos restaurants de la calle Procuradores, donde los empleados salen con la carta y te invitan a pasar. Por 10 soles, entrada, plato principal, postre y hasta pisco souer. Quedamos a reventar.

Al otro día me encontraba con Quique, el plan Machu Pichu alternativo (ir al Diario "La Belleza no es fácil), pensé que estaríamos en el mismo hostel pero me enteré que habia 3 Pirwas y el había caído en el de la calle Carmen Alto.

Semana Santa

Vuelta de Machu y no me podía ir así nomás del Cusco!!!!! Faltaba el Valle Sagrado y caminar un poco más esas callecitas. Semana Santa en Cusco y eso que no soy creyente: clima de efervescencia, iglesias hasta el tope. Pude ver un par de procesiones, con esas vírgenes casi humanas y ese río de gente guiándolas, los músicos, los chicos con los trajes escolares, los devotos caminando a paso lento pero firme. Y los extranjeros como yo, haciéndonos a un costado, observando maravillados tal congregación de iguales, tanta energía y fé hecha una sola. Animándonos timídamente a sacar algunas fotos, pero siempre mirando de afuera, espectadores de una fiesta ajena.

Ay! los nombres de esas callecitas!


Desde que me enteré que existía la calle 7 Angelitos obviamente quise encontrar la 7 Diablitos jajaja, a toda cosa su equilibrio, no??? Jajajaja Y si es que pude ver los extraños nombres de esas callecitas: frente a la Plaza de Armas, los Portales: de Carnes, de Harinas, de Panes, calle Heladeros, 7 Culebras, 7 Ventanas, Mira Calcetas, Ataúd, Afligidos y otras tantas que ahora no recuerdo. Y me metí en las escaleritas, las callejuelas más finitas, quería encontrar otros nombres extraños, para seguir ejercitando mi capacidad de asombro.

Pasaron muchisimas cosas en Cusco, un finlandés robó mi cama en el Pirwa y no la quiso devolver cuestión que le tomé tirria y lo miraba con cara de Doberman cada vez que lo cruzaba. Conocí a otros argetinos, Sol, Victoria y Mariano. Me perdí y me encontré en sus callecitas. Recorrí asombrada el enorme mercado de Artesanías. Un día comí en el Mercado, y me arrepentí, porque anduve esa tarde con retorcijones de estómago, entré en iglesias, subí y bajé escaleras. Anduve por museos, comí comida vegetariana, jajajaj.

Y sentí esa energía poderosa, que existe especialmente ahí, que hace que quieras quedarte por mucho tiempo, escuches gritar a sus piedras y desees perderte en esas callecitas de nombres extraños. Justo ahí, en el centro del mundo.

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